domingo, 27 de enero de 2013

El niño perdido




Llega la hora de la noche y la familia se va a dormir. A la mañana siguiente el niño se despierta y llama a su madre. No contesta. Nadie contesta. Ni su padre sus hermanos contestan. Abre la ventana y los llama a gritos. Cree que su familia ha desaparecido. Asustado, decide salir a la calle  buscarlos.
Va andando de un lado para otro mirando a la gente. Deambula entre la multitud. Una hora después se ha perdido y  ya no sabe donde esta su casa. Se pone a llorar. De pronto se acuerda de que vive al lado del edificio más alto de la ciudad, que lo ve cada día desde su ventana. Lo busca con la mirada  pero no lo encuentra. Cruza la calle, y tampoco lo ve. Mientras esto ocurre, una mujer lo observa atentamente desde un coche parado en el arcén.
La mujer baja del coche, se acerca al niño. Le pregunta qué le ocurre.
El niño le dice que está buscando a sus padres.
“¿Dónde los has perdido?”.
“Estaban en mi casa, pero se han ido”.
“No te preocupes” – dice la mujer -. “ Ven con nosotros  y verás como tus padres no se han ido y están en tu casa”.
 La señora lo lleva al coche y el niño se alegra porque lo van a llevar de nuevo a su casa. Al volante hay un hombre y la mujer  le dice  que van a ir a la casa. Tardan unos minutos en recorrer el trayecto. Al  entrar en la vivienda el niño mira con extrañeza el lugar y dice ingenuamente que esa no es su casa. Comienza a llorar. La mujer intenta calmarlo. “No te preocupes que luego iremos a tu casa” Y continúa hablándole. “Espera aquí un poco que te traeré un vaso de leche y unos dulces”.  Se va a la cocina y allí se encuentra con el hombre del volante. “¿Has llamado ya?”. “Sí, nos pagan 10.000 euros”. "Llama otra vez y dile que mañana hacemos el cambio en frente de la casa... y que traiga el dinero". La mujer regresa con los dulces. El niño se los toma y poco a poco se duerme entontecido.
A la mañana siguiente el niño se despierta. No hay nadie en la casa. Se viste y sale a la calle. A pocos metros del portal hay un coche de policía y entre sus cristales la imagen de la señora y al lado de ella, la oscura figura de dos hombres.  Uno de ellos era el que lo condujo a la casa. El otro no sabe quien es. De pronto mira y ve a lo lejos ve el edificio más alto de la ciudad y se va hacia allí corriendo. No tarda en encontrar su casa. Llama al timbre. Le abre su padre. Antes de abrazarlo, el padre le recrimina malhumorado haberse escapado. Casi le da un bofetón. La madre, al oírlo, sale del dormitorio a toda prisa. Lo abraza una y otra vez. Muchas veces. Ya más calmada le pregunta que por qué se ha escapado, que dónde ha pasado noche.  El niño responde entre sollozos que se despertó y que como no había nadie en casa  se marchó a buscarlos. La madre vuelve a abrazarlo  más fuerte que nunca.  Luego se dirige furiosa al marido y le grita. "No vuelvas a dejar al niño sólo en casa, ni siquiera cuando lleves  a sus hermanos al colegio". Se para un momento y de nuevo le vuelve a gritar: "Y llama a la policía que ya hemos encontrado al niño".

domingo, 20 de enero de 2013

La niña invisible


                                                           LA NIÑA INVISIBLE

Érase una vez una niña que se llamaba Inés y que vivía en un valle situado entre dos montañas. En una ladera estaba Villanorte y en la otra Villasur. Los habitantes de Villasur no eran amigos de los de Villanorte, ni los de Villanorte eran amigos de los de Villasur.
Inés quería ser amiga de los niños de los dos pueblos, pero estos no la querían porque no era ni de un pueblo ni de otro. Así pues, Inés jugaba con los pájaros, el agua, las plantas, pero no dejaba de estar triste porque se sentía sola y tan apenada estaba  que no paraba de llorar todos los días hasta que una noche sus lágrimas la borraron y desapareció.

Las lágrimas fueron a parar al río y del río a un lago que había en el valle.
A  la mañana  siguiente los habitantes de Villanorte y de Villasur se alarmaron por la desaparición de la niña y todos ellos decidieron recorrer la región en su busca. Anduvieron por caminos, sendas hasta que llegaron al fondo del valle  y alli vieron que el lago tenía más agua de lo normal, algo muy extraño en aquella época. Remontaron el río para averiguar el origen del  agua y al llegar a la parte alta del valle encontraron un pequeño arroyo  que salía de la casa de la niña desaparecida que ni estaba en Villanorte ni estaba en Villasur. Llamaron a la puerta y les abrió su madre que aún sollozando de pena por la pérdida de su hija  les contó que días antes de desaparecer su hija había estado llorando mucho porque ninguno de sus amigos de los dos pueblos  la quería y que cuando llegó la noche desapareció. Los vecinos, después de oír esto no supieron que hacer ni que decir, así que se fueron cada uno a su casa creyendo que la niña se había marchado por estra enfadada y que volvería  pronto.       
Pero pasaron los días sin que Inés apareciese y empezó a cundir el desánimo entre los vecinos  hasta que uno de ellos que vivía en Villanorte dijo lo siguiente: “Recapacitemos vecinos, sabemos seguro que la niña ha desaparecido y que estuvo llorando muchos días porque sus amigos no la querían y que el único reguero de agua que hemos visto sale de su casa”.  “¿No será que el agua del arroyo aumentó por lo mucho que lloró Inés y que las lágrimas borraron su imagen?”. 
Al oír esto otro vecino, más incrédulo que el primero, contestó. “Si lo que dices fuera cierto, ¿por qué la madre no desapareció también, pues la  hemos visto llorar mucho?. 
Sobrevinieron unos momentos de de duda hasta que el primer vecino – que se llamaba Juan -  volvió a  intervenir  y dijo: “ Sí, es verdad, pero la madre lloraba por su hija  e Inés lo hacía  porque los niños de Villanorte creían que ella era de Villasur y los de Villasur creían que era de Villanorte y como los dos pueblos no se llevan nada bien, pues nunca podía jugar con ellos, ni tener amigos. ¿No será este desamor entre los dos pueblos lo que causó de su desaparición?”. 
Todos quedaron en silencio por unos momentos hasta que otro de ellos intervino: “Yo le doy la razón a Juan”.  “Mi hija estuvo llorando toda la mañana porque se le había perdido un juguete y no ha desaparecido ni salió agua de mi casa”.
Y así, uno tras otro, los argumentos fueron dando la razón a los que pensaban que la causa había que buscarla en  el malestar entre los dos pueblos.
“¿Qué podemos hacer entonces?” – pregunto alguien dirigiéndose al alcalde -.  
Éste, que hasta ese momento había permanecido callado,  dijo: “Propongo que nos reunamos los dos pueblos en el lago, que es donde suponemos que debe estar la niña si de verdad se convirtió en agua y decidiremos entre nosotros hacer las paces, a ver si es cierto lo que estáis diciendo”.
Todos aceptaron y fueron a Villasur a contar lo sucedido y al tener noticia de esto,  los de este pueblo lo aceptaron y todos juntos se dirigieron a la explanada del lago. Allí hablaron los dos alcaldes y todo aquel que quiso intervenir y decidieron hacer las paces entre los dos pueblos sin que hubiese ni una sola voz en contra.
Mientras esto ocurría, los niños de ambos pueblos se hicieron amigos y se pusieron a jugar  juntos.
Nadie, absolutamente nadie, se percató en ese momento de que un hilillo de agua subía rio arriba hasta la casa de la niña  haciendo que Inés volviese a ser visible.
Cuando regresaron los del pueblo y vieron que Inés había vuelto se alegraron mucho. Pero uno de ellos, que se las daba de listo, y no estaba de acuerdo con la versión que se había dado, exclamó:  ¡A saber donde ha estado ¡. “Yo creo que la niña se había ido del pueblo enfadada y ahora ha vuelto. Y nosotros no hemos hecho más que el tonto al creernos esta historia y reunirnos en el lago”.
A lo que el maestro del pueblo, viejo y sabio, replicó  - “Mira bien lo que dices vecino, que bien está lo que bien acaba. La niña ha regresado y los dos pueblos han hecho las paces después de mucho tiempo peleados”. “Y es más”, – continuó - , “ ¿podrías explicar tú de donde venía el agua que salía de la casa y llenaba el lago y porque ahora ya no hay agua en el arroyo”. 
Dicho esto, los demás se callaron e  Inés ya nunca más estuvo sola porque tuvo muchos amigos de Villanorte y de Villasur.